Con el crecimiento del universo cervecero en el mundo, una gran variedad de accesorios para los amantes de la cerveza artesanal comenzaron a ganar popularidad, pero sin duda el ganador indiscutido de todo esto ha sido el recipiente retornable para transportar cerveza recién servida llamado “Growler”.
Si bien nadie conoce a ciencia cierta el origen de la denominación “Growler” (“Gruñidor” en inglés), los investigadores de la cerveza han estado persiguiendo pistas durante años y aunque no hay pruebas concluyentes, hay algunas teorías muy populares que vale la pena revisar.
Antes de que la cerveza embotellada se volviera popular y económica (y que los dueños de bares decidieran que la venta de cerveza en growler estaba recortando sus ganancias), si se quería llevar cerveza fuera de la barra de un bar, generalmente esta era servida desde el barril a una “lata” o “cubeta” que permitiera transportar la cerveza de un lugar a otro.
Growler, origen y significado
En el siglo XIX, el growler estándar era un simple cubo de acero o una lata que originalmente contenía manteca de cerdo o tomates.
En 1883 aparece la primera referencia encontrada hasta ahora del término “growler” como forma de llamar a los recipientes donde se transportaba cerveza, pero el origen de ese nombre no está claro y existen muchas teorías al respecto.
Con el transcurso de los años se utilizaron muchos recipientes diferentes (incluyendo jarras de cristal y vasijas de cerámica) para llevar cerveza a casa o al trabajo, pero el growler más común era un cubo galvanizado o esmaltado de 2 cuartos de galón (1,89 litros) con tapa y asa de madera.
Una de las teorías más difundidas por todas las historias de bar, afirma que cuando estos recipientes metálicos de cerveza eran transportados, sus tapas se sacudían y causaban que la carbonatación escapara de la cubeta, provocando un sonido retumbante muy similar a un gruñido (growler).
Leer más: Fuente: The Beer times